28 de septiembre de 2017

De fábula


Laguardia 
Esta singular población pertenece al selecto club de los pueblos mas bellos de España. Situado en una colina, está rodeado de un bonito parque junto a la muralla que lo defiende. En un lugar preferente del parque, un templete con el busto de su hijo mas ilustre: Samaniego. Entre sus espléndidos edificios barrocos y renacentistas, el palacio donde nació y vivió el fabulista.
No podría decirte si me gustó mas el famoso pórtico policromado de su iglesia o las pochas que me jamé en Marixa viendo extenderse, allá abajo, el hermoso valle de la Rioja alavesa.
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26 de septiembre de 2017

Ponerse ciego


Y otras dudas
Fue comprobar que las bodegas de Marqués de Riscal están en Elciego y como antropólogo y lingüista me dije:¡tate!, de ahí viene la famosa expresión ponerse ciego.
Para alguien que viaja a la Rioja en búsqueda de los orígenes del castellano esto fué todo un hallazgo. Que las glosas emilianienses están muy bien pero, oye, hay que seguir avanzando.
Así lo han entendido los bodegueros del señor marqués que, junto a su centenaria bodega, han construido un moderno hotel/monumento (no se si al vino o al marketing) de lo mas impactante. Si, de Frank Gehry.
 

25 de septiembre de 2017

Catedrales


Templos de la Rioja.
He conocido algunas magníficas catedrales por esas tierras como la de Santo Domingo de la Calzada que hasta gallinero con culebrón tiene. También otros templos que sin tener esa categoría compiten con estas en arte y belleza como los monasterios de San Millán de la Cogolla (patrimonio de la Humanidad), la parroquia de Santo Tomás en Haro o la iglesia de Santa María de los Reyes en Laguardia. Es en este hermosísimo pueblo donde encontré mi catedral favorita: esta del denostado Calatrava para la bodega Ysios. Impresionante su planta arropada por los montes cántabros.
Ahora vas y me dices que vale pero que tiene goteras. Pues mira no lo se porque no pude visitarla por dentro.

19 de septiembre de 2017

He pasao por Bilbao


Llámalo Bilbo.
Llegué por la tarde tras 5 horas de tren - ¡ese AVE ya!- inteminables. Bilbao me recibió con todos los honores. Aurresku no tuve pero había chirimiri y me recogió en la estación un joven taxista sacado directamente de la serie Allí abajo. Qué acentazo qué maravilla. Yo es que en los viajes tengo mucha suerte con lo autóctono.
Tuve tiempo de comer bien y conocer La Alhondiga. Al día siguiente, antes de dejar la ciudad pude ver lo de Bill Viola (otra vez, impresionante) en el Guggenheim.
Niebla no había. La de la foto la pone el museo.